La diversidad que me cuesta.

Juan Vera

Director de Desafío

La diversidad que me cuesta.

Nuevamente el encuentro “la baguette” fue una experiencia significativa para los miembros de Desafío que asistimos.

Alrededor de la mesa nos cruzamos miradas expectantes. Estábamos allí los distintos elementos: harina de trigo, agua, levadura y sal que contiene el rico pan francés. Sin duda todos creemos en la diversidad.

Sin duda todos consideramos que la dignidad implica reconocer el derecho a ser de quienes somos y quienes queramos ser, pero pronto surgió la honesta duda de que lo aceptemos igual cuando nos toca en los seres que queremos y para quienes deseamos una vida como aquella que consideramos adecuada.

¿Qué es lo adecuado?

Fue un diálogo sincero en el que manifestamos distintos puntos de vista, desde posiciones muy abiertas, hasta aquellas que consideraban que les compungia por el dolor mismo que algunas elecciones pudieran tener para las personas queridas.

Desde los que declararon que no era fácil ver las manifestaciones públicas de esas elecciones, hasta quienes en algún momento pudieron sentir dudas sobre su propia identidad.

La mesa se llenó de comprensión y respeto. Nos dimos cuenta que nuestras posiciones tienen mucho que ver con la generación a la que pertenecemos, a la influencia de creencias que han ido quedando atrás.

Nuestros hijos piensan de forma muy diferente. Esa constatación resonó como un llamado a mirar al mundo con ojos más jóvenes. En algún momento los silencios fueron significativos. Nos quedamos sabiendo que debemos llegar más allá, que es un tema que no agotamos, que volveremos a traerlo con el corazón más abierto, porque, más allá de lo que sintamos desde quienes hemos
sido y estamos siendo, la vida nos está pidiendo abrirlo.

Y no podemos ser indiferentes.

Salí a la calle y agradecí la invitación mirando a la cordillera y su magnífica altura.

En la baguette fuimos de alguna forma, valles y cumbres también. Y caminé en silencio.